Ansiedad, miedo y grandes expectativas fueron algunos de los sentimientos que expresaron aquellos adolescentes que dieron por iniciada su participación en los procesos electorales.
La primera elección suele ser un recuerdo que no se olvida. Muchos de los adolescentes que por primera vez tienen la edad y la oportunidad de votar suelen esperar ese día con ansias y curiosidad. Generalmente acompañados por sus respectivos padres, los “primerizos” salen contentos de las instituciones educativas; un poco por la novedad y otro, quizás, por la esperanza característica de la edad.
Así fue el caso de Milagros (19) quien, acompañada por su padre Raúl, se acercó a la Escuela N°1 ubicada en 25 de mayo y San Luis para elegir por primera vez a sus representantes legislativos.
“Estaba un poco nerviosa, pero ya había preguntado antes cómo era todo y qué tenía que hacer”, aseguró la joven estudiante de Ciencias Políticas, bajo la mirada orgullosa de su padre y hermana mayor.
Al igual que Milagros, quien se interesó tanto por la política que la eligió como carrera profesional, Julieta y Ayelén optaron por participar activamente en la vida cívica incluso antes de conocer el cuarto oscuro.
“Hace un tiempo que me comenzó a interesar la política, conocí a la gente de Vamos y surgió la oportunidad. Me pareció una buena idea”, señaló Julieta (16), quien también ofició de fiscal general del espacio liderado por la candidata Julia Rigueiro, en la Escuela N°5, ubicada 3 de febrero 4212.
A su lado, Ayelen (20) asentía y compartía los mismos inicios, aunque aseguró que si bien sentía que participaba activamente, aún no se considera “militante”. En esta oportunidad colaboró con el espacio de Florencio Randazzo, Cumplir.
“Para mí es muy interesante participar y conocer qué es lo ocurre en el país. Yo espero que haya un cambio grande porque veo que estamos mal”, señaló.
Por su parte, Julieta quiso agregar: “Yo creo que lo que pasa ahora no está beneficiando a la sociedad en general. Desde un principio no estuve de acuerdo, pero en 2015 todavía no votaba”.
Sin obligación, elegir votar
Por otra parte, varios fueron los electores mayores de 70 años y con domicilio en General Pueyrredon que pese a no contar con la obligación de votar, decidieron concurrir a los establecimientos educativos donde se encontraban anotados y formar parte, una vez más, de un proceso electoral.
“Podría no venir, pero vengo porque quiero cumplir con el país”, aseguró Alberto (80) mientras esperaba su turno en su mesa de la Escuela N°1. Y agregó: “Espero lo mejor para Mar del Plata y para el país, que todo lo que está mal se pueda revertir”.
A su lado, una señora que se encontraba ingresando al cuarto oscuro aprovechó para comentar: “Esto es una bendición, algo nos quiero decir este cielo celeste”, señaló y cerró la puerta tras de sí, con sobre en mano.
En la Escuela N°5, cerca de las 11, María Adela terminó de votar y pese a estar “feliz” por haber cumplido con su “deber”, le recriminó a su hija el haber llegado más tarde de lo habitual. “Siempre vengo más temprano, pero esta vez ella me pasó a buscar”, señaló.
Respecto a su convicción de no ausentarse de los comicios, aseguró: “Vengo porque, primero, es una obligación y, segundo, porque puedo. Además, me gusta mucho, pienso seguir las elecciones desde mi casa, es un día que me gusta mucho”.
A unos metros, Nelda(82) esperaba que una amiga culminara su voto para ir almorzar junto a su familia. “Para mí no es una obligación votar, lo veo como mi derecho. Al votar después no me puedo quejar de lo que pasa porque voy a ser parte responsable de todo lo que haga un gobierno”, señaló, convencida, mientras se acomodaba sus elegantes anteojos de sol. “Es un gran día”, aclaró mientras se retiraba.
Acompañada por su nieta Soledad, Blanca (86) ingresó cerca del mediodía a la escuela donde figuraba su mesa, en 3 de febrero al 4100. “Vengo porque quiero que mi país salga adelante, que todos ayudemos”, sostuvo al tiempo que aseguró: “Ahora voy a estar pendiente de los resultados”.